Las barricas tienen un papel fundamental para establecer las características de un buen vino. Su presencia es necesaria para aportar los matices y texturas que convierten al vino en la compleja bebida que es.

El uso de barricas en el vino comenzó en la historia como fruto de una mera casualidad. Respondiendo a una necesidad de transporte de largos trayectos, se descubrió que la madera aportaba unos matices especiales que atribuyen un sabor mejorado al vino.

Lo cierto es que la madera de los toneles tiene un papel clave en el envejecimiento del vino ya que le oxigena lentamente. De esta forma envejece y madura, y por tanto, influye decisivamente en la fijación de las características de un buen vino. 

Pero, ¿qué beneficios le aporta al vino el contacto con la madera?

• Fenoles, provenientes tanto de la uva como del roble. Componen el sabor, aroma y textura del vino.

• Aromas propios de la madera. La propia madera que forma las barricas le aporta matices de sabores como vainilla, canela, fruta seca, granos de café, etc.

• Sabores específicos del roble. En función del tipo de roble que utilicemos, obtendremos unos sabores u otros en el vino. Sabores que a menudo reflejan notas que nos recuerdan a vainilla, moka o caramelo.

Las barricas se fabrican a partir de diferentes tipos de maderas como cerezo, castaño o pino, pero la más habitual es la de roble, ya que por sus características es la más adecuada para la maduración del vino. Sin embargo, no todos los tipos de roble son aptos para ello. Por esta razón, las más utilizadas, y las que utilizamos en Bodegas Balmoral, son las barricas de roble francés y de roble americano. Por último, según el tiempo que pasa el vino en la barrica:se se obtienen distintos tipos de vino:

– Vinos de crianza: permanecen un mínimo de 24 meses en reposo en bodega, de los cuales 6 tienen que ser en barrica. 

– Vinos de reserva: tienen que permanecer un mínimo de 36 meses en reposo en bodega, mínimo 12 en barrica.

– Vinos gran reserva: mínimo de 60 meses en reposo en bodega y al menos de 18 meses en barrica.

La altitud y la frescura que se respira en Balmoral nos permite elaborar vinos de largas crianzas, desde 18 hasta 50 meses, con una gran viveza y expresión, vinos llenos de matices capaces que seducen a los paladares más exclusivos.

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